El idioma asturleonés, la voz de nuestros abuelos

El idioma asturleonés, la voz de nuestros abuelos

En el siglo X, ya unos monjes del monasterio de Rozuela usaban el asturianoleonés para sus anotaciones, 300 años antes de que la lengua pasara a usarse en los documentos oficiales, como el Fueru Xulgu, 700 años antes de la primera obra literaria escrita que nos llega de la mano de Antón de Marirreguera.

De ese tronco común medieval hoy conservamos 3 variantes principales (asturiano, leonés y mirandés). En Portugal es oficial, pero con una oficialidad casi simbólica y a todas luces insuficiente para la supervivencia del idioma. En Castilla y León ni es oficial ni se promociona mínimamente por parte de las Administraciones. En Asturias, donde tampoco es oficial, 40 años de reivindicaciones han logrado que el idioma fuera reconquistando un terreno que le corresponde. El proceso de normativización, de la mano de la Academia de la Llingua Asturiana y del Anstituto de la Lhéngua Mirandesa, es un trabajo arduo de muchos años, y obviamente nunca llueve a gusto de todos en estos temas, por lo que de uno y otro lado de la cordillera surgen detractores que hablan de invento y de “lengua de laboratorio”. Sin embargo, pocas normativas europeas son tan respetuosas con las variantes del idioma como las asturianoleonesas, empezando por la española o la italiana, quizás las lenguas “más de laboratorio” de entre las románicas (recordemos por ejemplo, que unos 10 millones de españoles sesean, y sin embargo el seseo no tiene cabida en la normativa).

Un idioma no solo es una herramienta de comunicación, y por eso no triunfaron los distintos intentos de crear un idioma mundial “fácil”, como el esperanto. Ni tampoco el inglés, que hoy en día cumple esta función, ha logrado sustituir a las demás lenguas en todos los ámbitos. Un idioma es la expresión de una cultura, es una forma de ver el mundo, y todos sin excepción merecen ser respetados y promocionados por las instituciones.

Otra cosa es el mal uso político de las lenguas que se hace de uno y de otro lado, pero debemos aprender a desprender el idioma de cualquier connotación partidista. Es totalmente infundado el miedo de que la promoción de un idioma “regional” sea el germen de nacionalismos y separatismos. Basta ver la situación política de Galicia, Comunidad Valenciana, Baleares, Valle de Arán, o en el caso asturianoleonés, Miranda do Douro, para darse cuenta de que se puede estar muy orgulloso de tu idioma y querer defenderlo y promocionarlo, sin por ello negar la pertenencia a España (o a Portugal en el caso del mirandés).

Por otra parte, en lo lingüístico todo el mundo opina y sienta cátedra, en ocasiones echando por tierra el trabajo y la investigación de años y años de profesionales que han dedicado toda su vida a ello.

Aun así, poco a poco, el idioma del antiguo reino asturleonés sigue vivo y seguirá oyéndose, y recordándonos cómo era la voz de nuestros abuelos.